Los pies son una estructura muy compleja desde el punto de vista médico, pues su piel está expuesta al roce de los calcetines y, al mismo tiempo, cargan con el peso del cuerpo entero. Por esto, es frecuente que se presenten algunos problemas como la uña encarnada, que afecta prácticamente a cualquier persona.
Uña encarnada u onicocriptosis
La onicocriptosis, mejor conocida como “uña encarnada” es la incurvación o compresión del borde de la uña en la piel, provocando dolor en el paciente. En la mayoría de los casos, el problema tiene lugar solo en el primer dedo del pie, denominado “hálux”, también puede darse en los dos primeros y en cualquier otra posición.
En términos sencillos, las uñas encarnadas son producto de la compresión entre la uña y la carne, esto produce inflamación, dolor y puede propiciar infecciones. En algunas personas, sobre todo aquellas con trabajos mecánicos, la uña encarnada puede aparecer en cualquier dedo de la mano.
De acuerdo con la Revista Enfermería en Desarrollo, la onicocriptosis representa el 20% de las consultas por patología del pie. Además, en el 48% de los pacientes el problema bilateral, es decir, está presente en ambos pies aunque también puede afectar a las manos.
Síntomas: ¿cómo saber que se trata de este problema?
El dolor es el síntoma característico y principal de la afección, la molestia, sin embargo, puede variar de acuerdo con el grado de incurvación y compresión de la uña. Al principio del problema, el paciente puede experimentar una leve irritación en el extremo de la uña, que se acentúa cuando usa cierto tipo de calzado.
Conforme crece la uña, el dolor se hace mayor y en ocasiones termina por generar demasiada incomodidad al caminar. En los jóvenes, y deportistas es común observar casos crónicos, donde el tejido se endurece y adquiere una apariencia granulada.
Por otro lado, cuando no se trata de manera rápida, puede producirse una infección bacteriana sin fiebre, pero que genera producción de pus. En los casos más graves, la superficie de la adquiere un color marrón y verdoso.
¿Cuáles son las causas de la uña encarnada?
La causa más común de la onicocriptosis es cortarse las uñas de manera incorrecta. Cuando las uñas se dejan demasiado cortas en los extremos o se les corta de forma redondeada, es más probable que la esquina de la uña se clave en la carne al crecer.
De igual forma, las uñas encarnadas puede producirse por utilizar zapatos muy ajustados, tanto en hombres como en mujeres. El uso de calcetines inadecuados y por traumatismos, como pisadas y golpes repetitivos también origina el problema.
En los casos menos frecuentes se debe a anomalías en los pies del paciente o en la forma y estructura de la uña. Aquellas personas con la uña arqueada o más ancha, por ejemplo. Entre otros factores están las anormalidades congénitas, el envejecimiento, la artrosis, enfermedades sistémicas y ciertas formas de artritis.
Tratamiento de la uña encarnada
El tratamiento de la uña encarnada debe ser realizado por un podólogo profesional, puesto que las soluciones en casa podrían empeorarlo. En los centros de salud la intervención es rápida, higiénica y segura.
En los pacientes con molestias leves suele colocarse temporalmente un algodón entre la placa ungueal de la uña encarnada y la piel. De esta manera se proporciona un alivio inmediato e incluso se puede corregir el problema. Después de esto se recomienda al paciente el cambio de calzado.
Sin embargo, el problema no siempre se trata en su fase temprana, por lo que es necesaria la resección de una parte o de toda la uña. Normalmente, el procedimiento tiene lugar tras inyectar un anestésico.
Después de la escisión o corte, se puede utilizar un tubo flexible que separar la placa de la uña del pliegue adolorido, para que cicatrice. Cuando el problema es recurrente, como en el caso de los deportistas, hidróxido de sodio o fenol para destruir permanentemente la cara lateral de la uña.
La uña encarnada no es un problema grave, pero sí puede limitar el movimiento y la comodidad cuando no se trata adecuadamente. Por esto, es necesario que un médico profesional se encargue del caso y proponga una solución permanente, que devuelva el bienestar al paciente.
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